Desde que Jamie Oliver abrió su cadena Jamie's Italian, se ha superado a sí mismo. Hasta entonces, ir a Fifteen, su restaurante original en Islington era casi una peregrinación al templo del origen de este genio culinariotelevisivo. Hoy en día, 10 años después de su apertura, Fifteen ya no es lo que era y pasa sin pena ni gloria por la escena de la restauración londinense.
Tengo sus libros por la curiosidad de saber más de mundo, no tanto por las recetas, y supongo que me gusta tantísimo porque despierta una brutal empatía en mí. Tal vez porque cuando invento algo en la cocina se me ponen los mismos ojos, porque cuando pruebo un plato que me gusta cada bocado se acompaña de un "ummm" sonoro que en más de una ocasión ha desatado la risa a mi alrededor. Disfruto la comida y disfruto cocinando y es más, aún disfruto más alimentando a otros. Y dedicada a esta locura de pasión, que nunca pensé pudiera ser una profesión cuando tenía 15 años (error total por mi parte), paso mis fines de semana, mis vacaciones o tarde-noches cuando salgo de la agencia. Un trabajo extra para unos, una satisfaccion-diversión-pasión para mi.
Cocinar me relaja y no me cuesta. Me encanta llegar a casa, abrir la puerta de la nevera y mentalmente cocinar posibles platos entremezclando los ingredientes que veo... así, varias opciones hasta que doy con la que más me gusta. Cocinar me ha traido muchas satisfacciones: ayudar en casa a mi madre, hacer sus fiestas o cenas para amigos (compensandola por trastadas previamente hechas). Siempre me sorprendió en la adolescencia que yo pudiera enseñarle algo a ella cuando hasta entonces había sido al revés. También poder compartir piso y no levantar una fregona, un cepillo o un estropajo... para mí era mágico, no entendía como mis compañeros de piso preferían limpiar y fregar a cocinar. Así que encontrar a Jamie fue como encontrar a alguien que entiende tu lenguaje y tu pasión, sin necesidad de llevar una chaquetilla espantosa y mirar a nadie por encima del hombro por conocer técnicas y secretos de cocina (que oh casualidad, suelen estar en libros al alcance del resto de los mortales). Con esto no quiero decir que menosprecie a ningun cocinero, para nada, ya lo he dicho muchas veces, para mí son estrellas de rock, los equivalentes a las estrellas del futbol para otros, y no me fotografio con ellos por vergüenza pero los que son genios, los que me han alimentado en cuerpo y en alma entran en mi altar particular.
Fifteen fue en su día como el propio Jamie, un oceano de frescura, aceite de oliva chorreante, ajo, pasta fresca, exceso de hierbas aromaticas, potencia de color, en un Londres que inauguraba el milenio. Hoy en día debo deciros que no merece la visita o las 200 libras que te pueden costar 3 platos de pasta (buenos sí, como en una buena trattoria italiana) y 3 antipasti.... Jamie se ha superado con su cadena Jamie's Italian (la podeis encontrar en un sinfín de localizaciones en Londres y el resto de Reino Unido) es fresca, divertida, la comida esta buena y la calidad precio fantástica... pero Fifteen necesita una renovación de carta y contenidos, por no decir de concepto. Fifteen debería ser un templo y a día de hoy es un local más de la cadena Jamie's Italian pero con varias cosas en su contra: una decoración seventies que no va con el contenido de la carta y un precio por plato que no vale lo que cuesta. Así que no perdais el tiempo porque por el momento el templo está algo perdido y lo mejor es que os acerqueis a conocer otros de los restaurantes de su grupo, como el recientisimo abierto Barbecoa.
¿Quieres seguir leyendo sobre Londres? Pincha la etiqueta London
Jamie Oliver's Fifteen
15 Westland Place
London N1 7LP
Fifteen está en Islington, al norte de la City londinense, a 3 minutos del metro Old Street |
Un risotto con frutti de mare. Qué no estaba mal, pero que no es nada del otro mundo. |
Unos gnocchi enormes a medio cocer con pecorino |
No hay comentarios:
Publicar un comentario